Hace más de tres décadas, una entrevista con Steve Jobs reveló una idea tan simple como poderosa que aún resuena en el corazón del liderazgo moderno.
No tiene sentido contratar personas inteligentes y decirles qué hacer; contratamos personas inteligentes para que puedan decirnos qué hacer.
Esta frase, que parece una obviedad en tiempos donde se habla de talento, innovación y autonomía, se ha convertido en un principio rector para miles de emprendedores y empresas que buscan crecer sin perder su esencia.
La raíz del liderazgo moderno: fe en las personas
En 1994, durante una entrevista con Rolling Stone, Jobs dejó de hablar de tecnología para hablar de algo mucho más esencial: las personas. “Have a faith in people”, dijo. No hablaba de fe ciega, sino de una convicción profunda en que las personas, si reciben el entorno y las herramientas adecuadas, harán cosas maravillosas. No se trata solo de confiar después de los resultados, sino de confiar desde el primer día.
Este principio es especialmente relevante para quienes están construyendo equipos desde cero. En una startup o en una pyme, donde cada decisión pesa y cada recurso cuenta, delegar sin confiar puede ser mortal. Como señala Stephen M.R. Covey en The Speed of Trust, los equipos que parten de la confianza avanzan más rápido y con menor coste.
¿Por qué Jobs creía que la confianza debía ir primero?
Steve Jobs desafió la lógica empresarial tradicional: no creía que los empleados debían “ganarse” la confianza. Para él, era al revés. Primero se confía, y luego las personas muestran de lo que son capaces. Esta forma de pensar rompía con jerarquías verticales y micromanagement, y daba lugar a una cultura de innovación orgánica.
En palabras del propio Jobs:
“Una vez que saben qué hacer, descubrirán cómo hacerlo. Lo que necesitan es una visión común. Y eso es liderazgo: tener una visión; ser capaz de articularla para que las personas a tu alrededor puedan entenderla; y lograr un consenso sobre una visión común.”
¿Qué pasa cuando confías desde el principio?
La confianza como punto de partida activa cinco transformaciones dentro de una empresa:
- Seguridad psicológica: Las personas se sienten libres para proponer ideas, innovar y fallar sin miedo. Según un estudio de Google sobre los equipos más efectivos (Project Aristotle), este es el factor más determinante del éxito grupal.
- Autonomía real: Jobs contrataba ingenieros y diseñadores brillantes para que lideraran procesos, no para seguir órdenes. Esta autonomía genera compromiso, creatividad y sentido de pertenencia.
- Respeto mutuo: Confiar en el criterio de tu equipo es también una señal de respeto. Y el respeto mutuo es el cemento de una cultura fuerte, donde la rotación baja y la motivación se mantiene.
- Claridad de visión: En lugar de controlar cada paso, Jobs se enfocaba en que todos entendieran hacia dónde iban. En su visión, los grandes productos no surgen del control, sino del consenso en una dirección clara.
- Velocidad en la resolución de problemas: La confianza elimina cuellos de botella. Los equipos no necesitan escalar todo; actúan con responsabilidad y resuelven rápido. Y eso, en el mundo actual, es oro puro.
¿Qué significa esto para un emprendedor?
Liderar no es tener todas las respuestas, ni ser el más técnico del equipo. Liderar es construir un espacio donde las personas puedan desplegar su talento sin fricciones. Es darles propósito, visión y libertad. En el ecosistema emprendedor, donde cada día hay que tomar decisiones con información parcial, confiar en el equipo puede ser la diferencia entre crecer o estancarse.
Jobs no hablaba desde la teoría. Lo demostró al regresar a Apple en 1997, y permitir que mentes brillantes como Jony Ive rediseñaran la empresa desde el corazón. Desde entonces, Apple no solo volvió a ser rentable; redefinió industrias enteras.
La inversión más rentable: creer primero
Muchos líderes piensan que la confianza es algo que se construye con el tiempo. Pero los datos y la historia sugieren lo contrario. Las culturas más innovadoras, desde Spotify hasta Tesla, han adoptado modelos donde el liderazgo es horizontal, donde la visión se comparte, y donde cada persona es protagonista.
Como emprendedor, estás llamado no solo a tener ideas, sino a construir equipos que puedan ejecutarlas mejor de lo que tú lo harías. Y para eso, la confianza no es opcional, es la base.
Porque si no estás dispuesto a que te digan qué hacer… estás contratando a las personas equivocadas.
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